Se trata nuevamente de un préstamo bibliotecario, de la sección de Aventuras.
Publicada en 1863, ésta obra nos lleva a lo largo de sus 161 páginas al Cáucaso. Dada la biografía del propio autor se cree que hay buena parte autobiográfica en la obra.
A lo largo de sus más de 30 capítulos nos sumerge en descripciones de paisajes del entorno de la estanitsa cercana al río Térek, así como las costumbres culturales de los cosacos, sus amistades y sus enemistades tradicionales. Así como reflexiones y revelaciones filosóficas de Olenin mientras cree sólo admirar el lugar, sus gentes y particularmente a Maryanka, la hija de su casero.
Olenin, un joven hidalgo decide dejar su festiva vida y unirse al frente del Caucaso, acompañado de su ayudante Vania. Los lugareños le verán en parte como un extraño pese a sus esfuerzos por mimetizarse. Pronto hará amistad con un cazador local el cual le cuenta múltiples aventuras de sus juventud por esas tierras.
Lucas un joven cosaco, en el cordón, matará a un abrek -un checheno- y eso marcará buena parte del desarrollo de su personaje así como la conclusión de este relato que transcurre entre 3 meses y un año.
Además Maryanka es la joven cosaca a la que ambos personajes pretenden.
Nos describen a la mujer cosaca como totalmente autosuficiente. Es ella quien se encarga de múltiples tareas domésticas incluidos quehaceres agrarios de vendimia. Mientras los hombres o bien están vigilando las fronteras, pescando o cazando -cosa que a los rusos no parece darles buena impresión-.
Respecto al cortejo, también es ella quien decide -por muy persuasivo que sea el pretendiente-, y festejan como solteras en ocasiones tanto como los hombres.
También en este relato aparece un personaje secundario, hermana mayor de uno de los protagonistas, referida como la muda, y que su hermano sí se refiere a ella por su nombre propio.

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