Tercera entrega sobre la PBO.
En esta ocasión vamos a tratar el ámbito educativo.
Actualmente la Ley educativa española reconoce el derecho a la gratuidad en la educación universitaria a las personas discapacitadas -siempre que lo acrediten con diagnóstico médico- así como a la adaptación tanto para las clases como los exámenes.
En la universidad donde estudio actualmente sí se cumple, incluso si uno tiene que repetir la materia de nuevo, la tasa pública es gratuita.
¿Porque?
Desde una Ley educativa de los 80 ya se contemplaba este punto, pero en leyes posteriores quedaba ambiguo, según si era un centro universitario público o privado.
Actualmente debe ser en todos los casos.
La Ley es general para cualquier tipo de discapacidad, pero muchas discapacidades requieren de un tratamiento o adaptación costoso -rehabilitación, terapias diversas, cirugías -que será gratis la sanidad pública pero desplazarte y alojarte no lo es- ortopedias que hay que renovar cada pocos años, necesidad de adaptaciones en la vivienda, el vehículo, etc-.
Antes esto no era así, de hecho en mi titulación anterior y universidad anterior tuve que reclamar por dos ocasiones al Rector al respecto y atendiéndose a su interpretación de la Ley de entonces, hicieron caso omiso -porque como yo me di cuenta en el último curso, para cuando lo reclamé me dijeron que "ha prescrito" y sólo me ofrecían una pequeña beca que ofrecían por su cuenta para los alumnos discapacitados, que bien por ofrecer la beca pero no estáis cumpliendo la ley-, lo que es peor, me da la sensación que a todos los discapacitados no nos aplicaban la ley respecto a las tasas públicas porque el software de registro era el punto en que no se aplicaba la Ley, por lo que me temo que estadísticamente el 10% de alumnos pagó cuando la Ley decía que no teníamos que pagar siendo un centro público.
O por ejemplo, en mi certificado de Inglés por CUID de la UNED, por aquel entonces, la Ley nos garantizaba gratuidad de matrícula pero debías aprobar el examen a la primera, si no, sí tenías que pagar la matrícula.
Actualmente como digo, los centros universitarios -ya sean públicos o privados- deben cumplir la Ley en esos dos aspectos.
En mi universidad actual se traduce en que efectivamente tengo gratuidad de tasa pública de matricula -el material de manuales, antologías, lecturas, etc sí tiene que costeárselo el estudiante- y además puedo solicitar diversos tipos de adaptación.
Al poco de realizar mi matriculación, el personal del departamento de discapacidad de la universidad me contacta para confirmar las adaptaciones requeridas o perfilar algún detalle al respecto, y puedo acceder a mi examen en su momento.
Actualmente mi adaptación consiste en responder en audio al examen de desarrollo -también hay opción de responder por escrito al ordenador- por lo que me acompaña el informático del centro.
Ya que en los últimos años, entre la tensión del examen -que ya comenté el estrés nos va al hombro y duele- el caso es que no puedo escribir la extensión que se requiere a mano, pues me duele y más una tanda de varios exámenes en un mismo día o o durante la semana.
De hecho es un tema que me afecta en parte psicológicamente pues es una de estas cosas que antes podía y ahora tengo que adaptarlo. A ordenador en el mismo tiempo de un examen puedo escribir más extensión -aunque como aspirante a escritora, me di cuenta el año pasado que también tengo un límite, que por ejemplo pretender escribir una novela corta a un ritmo de 10 páginas diarias durante diez días al final me duele, por lo que o tendré que escribir textos más cortos o con más pausas entre una sesión de escritura y la siguiente, eso o usar también un software de transcripción de audio a texto en el ordenador-.
Si leyeron el artículo de ayer se preguntarán ¿cómo no puedes escribir a mano en una extensión de un examen pero sí puedes tocar guitarra por una hora?
Por la posición de la extremidad al realizar una actividad o la otra.
Para escribir el cuerpo está más tenso, más flexionado, el codo se apoya en la mesa y si por compensación -como nos ocurre en muchos casos con la edad- el codo ha tenido algún episodio de epicondilitis, al final duele escribir a mano llegando un momento.
En cambio con la guitarra, el cuerpo está mucho más relajado, especialmente la extremidad superior, el codo apoya en una punto más amigable, curvo y liviano en la guitarra que por contra la dureza de una mesa plana, los dedos, la muñeca quedan también más libres y hacen una flexión mucho más amigable con la motricidad fina que el escribir a mano.
Cuando cursaba mi primera titulación, nunca tuve esa opción en la mesa, ni posibilidad de adaptación ni un abanico diverso al respecto. Todo lo más, me llamaba el departamento para que evaluase como me trataron los docentes y si podían adaptar de algún modo. Siempre sugerí una taquilla para poder dejar allí los manuales y cambiarlos de una clase a otra y no tener que cargar con los volúmenes pesados que también nos pueden perjudicar al hombro al cargarlos mucho rato en una postura fija. Tomaban nota empáticamente como lo solicitaremos, pero nunca llegaron las taquillas para nadie a ese centro.
También es cierto que por aquel entonces, en mi caso, no fue necesario pedir adaptaciones para los exámenes, quizá sí para el aulario con las taquillas.
Viajemos un poco en el tiempo, tengo 37 años, lo que significa que inicié preescolar en 1990.
Mi diagnóstico médico definitivo fue emitido en 1996. Normalmente hasta los 10 años no hacían tal diagnóstico porque mientras tanto el niño estaba siguiendo un tratamiento intensivo de rehabilitación, por lo que nuestro diagnostico inicial de bebé podría variar bastante con 10 años.
Con meses ya empecé a hacer rehabilitación diaria que seguía el método Votja, e incluía estimulación precoz y terapia ocupacional.
Mis mañanas de lunes a viernes desde antes de la escuela empezaban antes, y estaba tanto con rehabilitadores, monitores, psicólogos y otros niños con discapacidades diversas.
Como mi jornada empezaba muy pronto todos los días tras merendar hacia la siesta porque a esas horas ya estaba rendida.
Desde que tuve el diagnóstico -entonces no existía la asociación, y la mayor referencia que tenían mis padres fueron primeramente su médico de cabecera, mi primera rehabilitadora, después el traumatólogo, mis rehabilitadores y terapeutas y el personal del ahora IMAS- mi madre todos los cursos se reunía a principio de curso para comentarle mi caso a mi tutor y otros profesores, y presentaba mi diagnóstico médico.
Por lo que tengo entendido en EPG tienen una carta estandarizada para comunicar al respecto al centro educativo del niño. Espero que aquí se tenga una similar pronto.
Sobre todo, mi madre, incidía en que no me recriminasen mucho si por lo que fuese escribía más lento que mis compañeros.
Resultó que durante muchos años fui la alumna más rápida en completar los dictados -lo que me permitía charlar con mi compañero de pupitre y sin querer distraerle-.
Tomaba más atención con Educación Física por si en alguna actividad me pudiese lesionar.
Cuando ya recuerdo que era un trámite más serio fue cuando inicié el instituto -por aquel entonces en 3o de ESO, cosas políticas de mi región en aquellos tiempos- yo rellenaba mi solicitud de matricula, y presentaba mi documentación médica, ya que al caso era una anexo requerido.
No tuve problemas con Educación Física. Mis profesores, en caso que el deporte a practicar ese trimestre yo no lo pudiese realizar -ejemplo: lanzamiento de balón de peso- yo tenía que tomar nota de la clase práctica desde el banquillo y para la nota jugármela todo al examen teórico, ya que al no poder hacer la parte práctica no podía hacer media con la teórica.
Nunca me lesioné en clases de Educación Física.
Como mencioné en el artículo anterior, dado que siempre mencioné a mi traumatólogo el tema de la guitarra y nunca me dio la luz verde por tirar siempre del genérico de haz deporte: natación y bicicleta, el año que en Música dimos guitarra durante bachillerato por si acaso, le comenté mi caso al profesor y le remití a la documentación presentada en mi matricula y a que consultase al profesor de Eduación Física.
Nunca me lesioné en clases de Música. Ni siquiera requerí adaptación alguna como sí se hizo alguna vez en Educación Física.
¿Quiere decir eso que nunca me lesioné en mi adolescencia o en el entorno educativo? No.
Por entonces, traté de ser coqueta -esto lo trataré mejor en otro artículo esta semana sobre la estética- y hacerme una coleta alta yo sola en casa. Resultado: tendinitis en el hombro, tener que cortarme el pelo corto de urgencia -y todo el mundo creía que era fan de Chenoa porque era el mismo corte-, medicación para el dolor recetada por mi doctor de cabecera que poco me hacia y esperar a que se mejorase en unas semanas. Por eso no suelo llevar coleta, de hecho en los últimos años suelo llevar el pelo bastante corto.
En otra ocasión por la simpleza de tratar de recoger mi propio lápiz que se me cayó al pie de mi silla, al estirar el brazo repentinamente -no me levanté de la silla porque pensé, está cerca- otra vez una micro lesión.
No recuerdo haber comentado a compañeros del tema -bueno quizá sí, se enteraron por las clases de Educación Física en las que no podía participar y tenia que tomar nota desde un lado-, pero poco después si me volvía a ocurrir parecido otro compañero de mi clase gentilmente me recogía el lápiz.
Desde entonces he tenido la política clara de no recoger lo que sea hasta finalizar la clase, ya sea un folio o el estuche.
Eso me llevó a un pequeño conflicto en clases de Inglés de la EOI en una ocasión, porque al pasar entre las sillas de pala, se cayó el estuche de un compañero, y la novia de él me recriminó de ser maleducada por no recoger el estuche inmediatamente.
No tenía ganas de explicar algo que yo consideraba personal y privado.
Otras situaciones en que podemos parecer descorteses o maleducados en el aula o el centro educativo son:
Las mesas, en ocasiones, al ser muy voluminosas para la amplitud que podemos estirar los brazos nos puede costar manejarlas para desplazarlas en el aire de un lugar a otro.
No poder ofrecerse a ayudar al profesor a traer o llevar algún material voluminoso o pesado -las carpetas, el proyector portátil, etc-.
Ciertos manillares, -además de algunas puertas pesadas- especialmente los redondos que además tienen un botón de seguro que hay que pulsar a la vez que se gira.
A mi me ocurrió en una ocasión en radiología, quedarme encerrada por unos minutos en la salita contigua porque no podía abrir la puerta.
Pero sin duda el gran elefante en la habitación sobre lo que muchos padres nos consultan al respecto, es el temor al acoso escolar o bullying.
Frontalmente solo tuve un conato en el instituto que fuese claramente por mi lesión.
Una de esas ocasiones que tenia que tomar nota de la clase de Educación Física, por lo visto eso molestó a otra compañera que se ve que quería tener esa tarea en exclusiva.
El caso es que vino cuestionándome porque yo no hacia la práctica y tomaba nota en el banquillo como ella.
Le dije que no tenía porque decirle de una cuestión médica ni a ella ni a nadie.
Se ve que puso la oreja a algún maestro y entendió que la parálisis braquial implicaba que por alguna razón yo debía de tener un brazo biónico.
Tal cual, yo debía de tener un brazo steampunk y aquí sin saberlo pensando que simplemente tenía una mano frozen -como dije ayer- o una aleta de la suerte como Nemo.
En esa segunda discusión -que me tropecé al entrar al aula-, el compañero que desde entonces siempre se ofrecía a recoger mi lápiz del suelo, me defendió, y la llamó mentirosa y meticona, y que aunque fuese cierto ¿porque tenía que estar ella picándose al respecto, si a ella ni le iba ni le venía el asunto?
Y no, ese compañero y yo no éramos amigos del tipo de pasar las tardes juntos, simplemente sentía una lealtad porque de niños habíamos sido vecinos de la misma calle, y nuestras madres debían de conocerse.
Tampoco recuerdo de niños que tuviésemos la costumbre de jugar juntos ni nada.
Por eso el consejo que damos al respecto a los padres, es que vuestros hijos socialicen pronto y en diversos entornos, que hagan amigos sin miedo a estas situaciones, porque muy probablemente siempre tendrán una amigo que en el momento necesario de un paso al frente y con ese sencillo gesto frene el intento de acoso escolar.
Si por el contrario, involuntariamente retraen de socializar por si solo al niño, le pueden estar perjudicando más de lo que su buena intención cree pues le puede afectar a socializar, a la capacidad del niño de adaptarse y resolver situaciones por sí mismo y por tanto perjudicarle en su autoestima.
Recuerden lo que ha contado El Langui varias veces, sus padres decidieron exigirle más -con cosas como ponerle el cacao en un estante más alto- porque no siempre podrían estar ahí para ayudarle. Siempre ha contado que no le retraían de socializar y que gracias a eso sus amigos siempre han sido conscientes de su situación y han tenido eso en cuenta para las actividades cuando salían.
En el próximo artículo sobre la PBO trataré sobre conducir un coche y los deportes.
Nos vemos pronto.
martes, 10 de octubre de 2023
PBO - Entorno educativo: matriculación, adaptaciones y demás
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Por Booktube sigue debatiéndose desde hace meses el tema del "antiintelectualismo" -y el problema con el dark romance/romantasy/sp...
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